Junto a la ventana

Cuando empecé este blog no podía imaginar todo lo que he aprendido creándolo. Leyendo artículos sobre discapacitados y viendo vídeos de vidas privadas cargadas de esperanza y coraje.
Quizás, todo esto me haya enseñado a valorar ciertas cosas que hace tan solo un mes me eran indiferentes. Ayer me senté en la mesa de siempre junto a la ventana, en la cafetería que frecuento. Desde mi sitio podía ver el establecimiento de la ONCE, en el que se venden los cupones. Dentro, sentada, esperando a que alguien se acerque a comprar algún cupón, estaba una señora invidente. A esta señora la veo casi todos los días. Llega por la mañana con un acompañante o, en ocasiones, con su perro lazarillo, y entonces abre su 'garita'. Todo el día con buena cara y siempre recibe a sus clientes con una bonita sonrisa. ¡Qué lección me dió esta señora!
Nos necesitamos, todos en algún momento nos buscamos los unos a los otros y el simple echo de encontrarnos nos produce alegría por no sentirnos solos. La vida está compuesta por pequeñísimas cosas y a veces no valoramos lo que tenemos, así que espero que no dejeis de ver a aquellas personas que nos rodean y que por sus discapacidades les hacemos sentirse invisibles. Aportemos cada uno nuestro granito de arena para ayudarnos.
Hoy me he levantado llena de energía, energía suficiente para poder empezar este nuevo año con ganas de aportar algo más y de darle más valor a la vida.
Os dejo este vídeo para que os alegre la entrada del nuevo año.